Fui a ver un recital de poesía. La
cita era en una vieja casa en Chacarita.
Recitaban varios poetas, pero había uno que quería escuchar muy
especialmente. Lo había leído pero nunca
lo había escuchado. Me quede en la puerta mientras la gente iba llegando. Una
calle tranquila, empedrada, iluminada de amarillo. Me estaba fumando un cigarro,
cuando vi llegar a un hombre en una
Kawasaki 650. La estaciono en la puerta y se saco el
casco. Vestido como un Funza, con campera de cuero ajustada, entro decidido
a la casa. Fui detrás de el. Se sentó y espero su turno para leer. El amigo
que me había invitado me dijo –es ese-.
Éramos unos cincuenta entusiastas
de pocas muecas. Finalmente le llego el
turno al hombre de la moto. Y comenzó a leer, sentándose en la silla de los
poetas.. Era un poema violento, con silencios y palabras precisas, cortantes,
medidas, leídas en el tono justo de
timbre y cadencia. Hasta se permitió
alguna tos, resuelta con elegancia, que le dio mayor fuerza cuando encaró la
ultima parte de su largo poema. Lo escuchamos con un silencio profundo, sus
palabras caían pesadas dentro de cada uno de nosotros, los que escuchábamos.
Su casco estaba debajo de la silla.
Era un casco marca Airoh, todo
negro, y cruzado por franjas rojas , que partían anchas en el frente y se iban
cerrando aerodinámicamente hacia atrás. Tenia el visor cerrado, parecía otra cabeza que escuchaba también.
Yo había leído ya ese poema, pero escucharlo de su boca , me renovó la
admiración y la fe en el y, a través de el , en la poesía.
La poesía tiene ese poder, al
menos en mi, de dispararme a muchos lados con gran intensidad. Sobre la lectura de su poema, viajando con
sus palabras, mi vista se dirigió hacia la calle. Y allí estaba su moto, estacionada bajo la
luz amarilla. Me detuve en ella, parecía recién lavada. Mientras por un lado la
voz del poeta hacia sus efectos chamánicos, yo miraba la moto. Sin
quererlo, la voz del poeta se fue apagando dentro de mi, y mis pensamientos
ganaron lugar, mis envidiosos pensamientos diría yo. La moto paso a ocupar el lugar central de la
noche. El lugar de las preguntas. De
donde viene el poeta, adonde vive, como vive?
Como hizo el poeta con la poesía para tener una moto? Es posible hacer
poesía y tener una moto de alta cilindrada?
Se es peor poeta por tener una moto? Con la poesía se puede comprar motos? Se puede vivir de la poesía? Me despertaron de este ensueño los aplausos
de la gente.
El poeta se levanto sin decir nada, tomo su casco y casi sin saludar, salió
del lugar. Yo también decidí irme, no
podía escuchar mas a nadie. Salí a la calle, a la luz amarilla
Lo vi, cuando se subió a la moto, se calzo los guantes, el casco y
arrancó. Doblo por Bompland hacia Córdoba escorando su cuerpo y desapareció.
Empecé a caminar sin ningún sentido, como me gustaba. Melancólico ,
lento. Como mi poesía no escrita.