viernes, 18 de octubre de 2013

MAMMA ROSA


 Me encuentro con Víctor , amigo desde hace 30 años. Vamos a comer a Mamma Rosa.  El restaurant casi vacío, muchas mesas con sus manteles blancos y planchados. Elegimos una mesa, Hacemos el pedido, comemos frugalmente, pescado, ensalada, agua con gas. Víctor toma pastillas para la presión y para el colesterol. Yo también tomo desde hace unos meses una medicación para el colesterol. Hablamos de cine, de libros.  Víctor es director de fotografía, culto, inquieto. Me cuenta que ya no lo llaman tanto, que ya empiezan a llamar a gente mas joven, muchos de ellos fueron sus asistentes. El trabajo se le va haciendo mas espaciado. Nos traen las ensaladas.  Entra un viejito al restaurante y se sienta en una mesa de dos, al lado de la nuestra, que da a la ventana.  Llueve afuera. Traen el pescado, nuestra conversación sigue por la política argentina, que, mas allá de nuestras convicciones , nos desconcierta.  Algo se nos escapa. Veo entrar por la puerta a un hombre que se parece a un viejo director de cine. Por un instante lo confundo,  mi vista es mala.  Se dirige hacia nosotros, lentamente, le cuesta caminar, lo hace  con cuidado, como si anduviera por un piso resbaladizo. Lleva una bolsa de nylon en la mano.  Se sienta con el viejito al lado nuestro y se saludan.  Nuestra conversación sigue, no escucho nada de la mesa de al lado, aunque están a menos de un metro.  Pido otra ensalada y otra agua. Los viejos de al lado comparten una ración de ñoquis. Comen despacio, en silencio. Lo miro a mi amigo y sus expresiones, el énfasis y la lucidez de su puntos de vista aun me provocan admiración, la misma de hace treinta años. De repente se hace un silencio en nuestra conversación.  Y cae de la mesa de al lado una pregunta:

-Y como estas?  pregunta lánguidamente el hombre de la  bolsa, apoyado en el respaldo de la silla, pinchando los ñoquis del plato.
-Bien.-  El viejito le contesta suave
-Seguís separado?
-Si
-La extrañas?
-Si-, y luego agrega - Nos vemos una vez por semana.
Miro la mesa, es como si recién se hubieran sentado .  Se quedan en silencio comiendo los últimos ñoquis que quedan en los platos.

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