miércoles, 28 de septiembre de 2011

TARDE

Furia del mar. Furia del viento. Furia de las piedras.

El bote de madera, frágil, en la playa. Luego, dos hombres. El que rema va con una camiseta del Vasco da Gama con el siete en la espalda. El otro, mas viejo, solo mira desde la punta del bote.

Se adentran en el océano con solo dos brazos agitados, contra toda la rabia que insiste en llevar las cosas a la costa. Se animan entre las rocas.

En el mar no hay nadie mas que ellos. Es un atardecer pétreo, gris, duro, violento y armónico.

Sigo con la mirada la ruta esforzada de estos hombres. Comparto con ellos ese inexplicable placer de ir hacia el peligro innecesariamente.

Una tarde de sábado que ya se acaba , terminan desapareciendo de mi vista. Me quedo con el viento y el mar vacío, lamentándome por quedarme en la costa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario